O verde
Or Green · Ou vert
Screennings and installations:
Filmadrid. Vanguardias. La Casa Encendida. Madrid, June 2019.
Fracción — presente. La Estación. Burgos, May 2019.
Cine Estudio, Círculo de Bellas Artes de Madrid. Programa LAV #02. “No comment: ¿Qué hacer en un mundo en que solo somos imágenes?” Madrid, April-May 2020.
Festival des Cinémas Différents et Expérimentaux de Paris. Collectif Jeune Cinéma. Paris, October 2020.
Filmadrid. Vanguardias. La Casa Encendida. Madrid, June 2019.
Fracción — presente. La Estación. Burgos, May 2019.
Cine Estudio, Círculo de Bellas Artes de Madrid. Programa LAV #02. “No comment: ¿Qué hacer en un mundo en que solo somos imágenes?” Madrid, April-May 2020.
Festival des Cinémas Différents et Expérimentaux de Paris. Collectif Jeune Cinéma. Paris, October 2020.
Nieva en la imagen.
Las muestras de luz registradas en la periferia de un recuerdo dan cuenta de un espacio que cumple su ciclo orbital.
Y la nieve se va, porque por inercia la materia se manifiesta.
La tierra ofrece sus huecos a una fuerza central que convierte la realidad en un eterno dèjá vu. ¿Incide el Sol en el mismo lugar que ya lo hizo? Los sentidos se desajustan para que el presente quede suspendido en un conflicto de tensiones perceptivas.
Ahora, la memoria remite a un lugar;
o verde.
Sound design: Pablo Teijón.
Year: 2019.
Format: Single channel video. 16:9. Color. Stereo.
Duration: 23’10’’.
Frame Rate: 25 fps.
Filmadrid, Festival Internacional de Cine. 2019.
Para componer su particular poética del espacio, Luis Lechosa se sirve de la percepción como mecanismo de codificación de la realidad: un factor determinante que distorsiona verdades y cuestiona absolutos. A partir de la manipulación digital, el realizador vuelve sobre las imágenes iniciales de paisajes para invertirlas, colorearlas y superponerlas. Una operación similar a la de la memoria que condiciona recuerdos y los transforma en una pseudorrealidad más hermosa, más ficticia y a la vez más valiosa.To pull together his particular poetry of space, Luis Lechosa makes use of perception as a codification mechanism of reality: a determining factor which distorts truths and questions absolutes. Making use of digital manipulation, the director goes back to the initial images of landscapes to then turn them round, colour and overlap them. A similar procedure to the one of memory when conditioning memories and changing them into a more beautiful, fictitious and valuable pseudo reality.
Cristina Aparicio.
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Festival des Cinémas Différents et Expérimentaux de Paris. 2020.
O Verde es una magnífica película de paisajes, intensa, hipnótica. Solo el sol, o su ausencia, en terrenos sujetos a los fenómenos meteorológicos más dispares. Todo es luz y sonido en un montaje magistralmente sencillo. Los paisajes, al principio naturalistas, filmados de forma documental, se van volviendo poco a poco hacia un semblante irreal y psicodélico, cada vez más abstracto y metafísico. Casi por sorpresa, el paisaje, pero también la imagen en sí misma, son cuestionados en profundidad.O Verde est un magnifique film de paysage, intense, hypnotique. Juste le soleil, ou son absence, sur des terrains soumis aux événements météorologiques les plus disparates. Tout est lumière et sonorités, dans un montage magistralement simple, Les paysages d’abord naturalistes, filmés de manière documentaire, virent progressivement vers un semblant irréel et psychédélique, de plus en plus abstrait et métaphysique. De manière presque surprenante, le paysage, mais aussi l’image même, en sont questionnés en profondeur.
Gloria Morano.
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Cine sin fin. Festival des cinémas différents et expérimentaux de Paris: Competición #3.
“(...) O verde de Luis Lechosa también muestra el paisaje español, pero siempre desde la distancia propicia para no fijarse en detalles. Para exponer la grandiosidad de un espacio amplio de terreno y centrarse en la manera en la que el sol incide con sus rayos. Mediante tres formas de representación de distintas tomas de paisajes (en blanco y negro, sin filtros y haciendo uso de diferentes técnicas de erosión y coloración digital de la imagen) Lechosa convierte las vistas en anímicos escenarios lumínicos que, poco a poco, se convierten en paisajes electrizantes. Con una exposición que los derrite, expone a diferentes capas e invierte, se consigue una progresión destructiva y también una nueva mirada revitalizante de los mismos. Sin perder de vista el objetivo, es decir, que hay una cámara y una mano que obligan a los paisajes a mutar —se ve como la lluvia salpica la pantalla y como un insecto se posa en ella—, el film tiende al desgaste de la propia observación en pos de lograr un ritmo estridente y errático que convierte las imágenes en paisajes sónicos. (...)”.Borja Castillejo.
Notas en el proceso:
De camino a casa, algunas veces en aquel verano, nos deteníamos con el coche en el cerro de San Miguel para apreciar los atardeceres sobre el bosque de pinos. El sol no siempre cedía ante el horizonte. Recuerdo precisamente aquella tarde en la que le costó aproximarse al contraluz del pinar. Bajando entonces de El Castillo con el viejo coche de mi padre, nos detuvimos un instante frente al depósito de agua, y así, observar finalmente el ocaso. Fue ahí, que surgió la duda que dominó la conversación. Salí del coche que se mantenía inmóvil; la luz fue bajando como venía haciendo; y el gris de ese momento también fue verde.
En el interior de un perímetro cualquiera casi siempre hay algo; en el interior de su tiempo aún permanece su memoria.
La intuición percibe una trayectoria y, tiempo después, el ciclo se cumple.
Son los huecos de la materia el verdadero espacio que ocupa la luz.
Mi tiempo ha de ser en consecuencia siempre otro.
La inercia de los espacios resulta cada día en una insólita y nueva imagen del mundo.
Si hay algo diferente en este paisaje, no es sino quién lo observa.
En la película hay al menos un hallazgo que la explica.
Cuando en el espacio se cierra la curva de una órbita, no sé si se vuelve al mismo lugar o momento del que se parte.
Quizás otros colores me decepcionarían, ¿Quién puede saberlo?
Sospecho que cuando algo comienza, es difícil adivinar su fin.
En la misma medida en que se observa una muestra de luz, se registra una imagen que ya fue pensada.
Luis Lechosa, 2018—19.
De camino a casa, algunas veces en aquel verano, nos deteníamos con el coche en el cerro de San Miguel para apreciar los atardeceres sobre el bosque de pinos. El sol no siempre cedía ante el horizonte. Recuerdo precisamente aquella tarde en la que le costó aproximarse al contraluz del pinar. Bajando entonces de El Castillo con el viejo coche de mi padre, nos detuvimos un instante frente al depósito de agua, y así, observar finalmente el ocaso. Fue ahí, que surgió la duda que dominó la conversación. Salí del coche que se mantenía inmóvil; la luz fue bajando como venía haciendo; y el gris de ese momento también fue verde.
En el interior de un perímetro cualquiera casi siempre hay algo; en el interior de su tiempo aún permanece su memoria.
La intuición percibe una trayectoria y, tiempo después, el ciclo se cumple.
Son los huecos de la materia el verdadero espacio que ocupa la luz.
Mi tiempo ha de ser en consecuencia siempre otro.
La inercia de los espacios resulta cada día en una insólita y nueva imagen del mundo.
Si hay algo diferente en este paisaje, no es sino quién lo observa.
En la película hay al menos un hallazgo que la explica.
Cuando en el espacio se cierra la curva de una órbita, no sé si se vuelve al mismo lugar o momento del que se parte.
Quizás otros colores me decepcionarían, ¿Quién puede saberlo?
Sospecho que cuando algo comienza, es difícil adivinar su fin.
En la misma medida en que se observa una muestra de luz, se registra una imagen que ya fue pensada.
Luis Lechosa, 2018—19.